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Caminante no hay camino, se hace camino al andar.

lunes, 12 de mayo de 2008

Fragmentos de genialidaaa

Una corta bufonada de tablado
por Hugo Hiriart


Y a la vez una suerte de paroxismo de la modernidad artística. A ver. ¿Se conocieron los dos monstruos sagrados de las letras modernas, esto es Joyce y Marcel Proust? Ambos vivían en la misma ciudad. ¿Se encontraron? Sí, en una sola ocasión, en una fiesta. Ahora bien, en esa ocasión no sólo se hallaban presentes ellos dos, sino también otros dos famosísimos conspicuos: Picasso, en exploraciones neoclásicas por aquellos días, y Stravinski, en búsquedas parecidas.

......Joyce llegó primero que Proust. Sin ropa adecuada, sin frac y, al parecer, ya algo achispado. En ese año había dado a la estampa su novela Ulises, que pronto sería prohibida por obscena en países de lengua inglesa, hecho que desencadenaría su celebridad.
.......“Alguien acostumbrado a los chistes malos –contó la Duquesa de Clermont-Torrene, que conocía bien a los dos– sentó juntos a Joyce y a Proust.” ¿Y de qué hablaron? El ambiente era tenso, aunque ambos eran conocidos por la elaborada cortesía que acostumbraban, sin duda, como forma de reserva.
Nadie sabe bien a bien qué se dijeron los dos maestros, se repite mucho que se interrogaron acerca de lecturas. “¿Ya leyó usted X?”, preguntó uno. “No, monsieur, lo siento.” Y lo mismo el otro. A mí me parece en extremo errada y aun absurda esta hipótesis.
Más probable es la conjetura de William Carlos Williams, según la cual los escritores se quejaron de sus diferentes enfermedades: (Joyce) “He tenido dolor de cabeza todo el día. Y mis ojos están muy mal.” (Proust) “Mi pobre estómago, me está matando. No sé qué hacer...”
Y eso sí me parece verosímil, y hasta muy probable. Sólo extraño el glaucoma de uno, con sus inacabables operaciones, y la no menos temible asma de Proust. A fin de cuentas eran dos impedidos, dos impedidos que fueron, sin embargo, trabajadores infatigables. ~

Versión completa en Letras Libres

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así hay que ser amigo, trabajadores infatigables. Lo de las limitaciones, pues lamento que no todos sean perfectos. Ja.

Un beso.

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30 años. 29 primaveras y 31 inviernos.